Por Gustavo Matta y Trejo
Publicado el 17 de Julio de 2002 en el períodico BAE
El
país tiene todo tipo de problemas. Necesita modificar los sistemas
político, judicial, de seguridad, de defensa, de salud, de educación,
impositivo, monetario, bancario, entre tantas otras cosas. Pero tal vez
el problema más urgente sea el de crear empleo para millones de
argentinos. ¿Cómo lo hace? Una vía practicada ha sido la de brindar
trabajo en el sector público. Para pagar esos salarios los gobiernos
deben recurrir a impuestos, deuda o emisión de moneda sin respaldo.
Los
impuestos y el endeudamiento requieren la existencia del sector
privado. Si las empresas y los particulares dejan de producir, no hay a
quién cobrarle impuestos. Si el sector privado deja de ahorrar, no hay
fondos para tomar prestado.
En tanto, la emisión de moneda provoca aumento de los precios,
con lo cual los salarios pierden valor rápidamente y desvirtúan el
sentido mismo del empleo: se trabaja para poder comprar lo que se
necesita, no para recibir papel moneda sin poder adquisitivo.
Pero
hay algo mucho más importante que por tan obvio suele pasarse por alto:
es el sector privado el que produce la mayor parte de los productos y
los servicios que la comunidad necesita. Alimentos, medicamentos, ropa,
viviendas, son producidos por empresas y particulares. Son tales bienes y
servicios los que motivan la necesidad de un empleo.
El
problema de la gente es poder adquirir esas cosas. La función esencial
de la economía es la producción. Por eso, ahogando al sector privado se
mata a la gallina de los huevos de oro.
Si todavía
hubiese alguien que piensa que la solución es que el Estado se haga
cargo de la producción, se le podría sugerir repasar la historia de la
Rusia soviética. Después del fallido experimento que duró setenta años,
se ve hoy que Rusia está pasando a integrar el grupo de países industrializados, el que se llamaría G-8 en lugar de G-7.
Para ello, los restantes países han debido declarar que Rusia es ahora una economía de mercado.
Aunque
sea discutible que Rusia pueda ser calificada como una genuina economía
de mercado, lo concreto es que ahora está claro cuál es la organización
económica que funciona en la práctica.
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